El Amor Después del Amor: Cuando el amor es, verdaderamente, una revolución

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Previo al lanzamiento oficial de ‘El Amor Después del Amor’, Fito Páez, su autor, advirtió: “Creo que va a ser una bomba atómica”. Fue más que eso, fue una revolución, y todo el que lo ha escuchado entenderá a qué me refiero. Si no, a continuación, me explico.

Ya pasaron más de 30 años desde que salió el séptimo álbum del “rosarino”, publicado el 1 de junio de 1992. Se trata de uno de los mejores discos no solo del rock argentino, sino de toda América Latina. Un verdadero hito en la historia de la música popular de Argentina.

Musicalmente, ‘EADDA’ es impecable, con un Fito Páez en un momento creativo envidiable, probablemente el mejor de toda su trayectoria (no lo sé).

Las voces de Fabiana Cantilo, Celeste Carballo, la gran Mercedes Sosa, Claudia Puyó, así como las de Charly García, Luis Alberto Spinetta y Andrés Calamaro, no hacen sino reafirmar, una y otra vez, que estamos ante una auténtica obra maestra que marcó definitivamente al rock argentino, latinoamericano y, por supuesto, a su autor. Lo cambió todo, en todos los sentidos.

‘Nadie puede y nadie debe vivir sin amor’

Todos (o casi todos) ya conocen del éxito de ‘El Amor Después del Amor’; todos los números, estadísticas y récords que conquistó también ya se han mencionado muchas veces.

También las canciones, temas como “El Amor Después del Amor”, “Pétalo de Sal”, “La Rueda Mágica”, “Tumbas de la Gloria”, “Brillante Sobre el Mic”, “A Rodar la Vida” y, por supuesto, “Un Vestido y Un Amor” están más que escuchadas y analizadas.

Vaya, no se puede decir nada nuevo sobre la obra maestra de Fito Páez, un disco completo en todos los aspectos. Es más, ahí está la serie de Netflix para conocer, a grandes rasgos, todo lo que tuvo que ocurrir para que su autor escribiera un álbum de tal magnitud.

Sin embargo, creo importante y necesario, sobre todo en estos tiempos, hablar del mensaje del disco: “Nadie puede y nadie debe vivir sin amor”.

Pareciera hasta trillado decirlo, pero, en efecto, nadie puede y nadie debe vivir sin amor. Hoy por hoy, hablar del amor no es únicamente hablar de una emoción o un sentimiento, sino que hay algo más, algo que trasciende a la emoción y lo transforma en una revolución. Y es que eso fue, finalmente, ‘El Amor Después del Amor’.

Si eres fanático de Fito Páez o si viste la serie de Netflix, ya sabrás que la vida del rosarino ha estado enmarcada por el dolor y, en cierto modo, por la muerte. Él mismo lo reconoce: “Y ahora que busqué, y ahora que encontré el perfume que lleva el dolor”.

Pero eso no es todo, sino que EADDA refleja un sentimiento de amor propio, de aceptarse y de renacer reconstruyendo los pedazos de todas nuestras batallas internas: “Aprendí a querer el perfume que lleva el dolor”.

Ahí es donde comienza la verdadera revolución, lo que hizo que Fito Páez lograra no solo sobrevivir, sino renacer (si se me permite la expresión).

Esa es, para mí, la gran enseñanza del séptimo disco de Fito, y creo que ahí radica su trascendencia; pocos artistas, pocas canciones, tienden a abrirse de esa manera.

El de Rosario nos invita a un viaje interno, el cual comienza con la reflexión y nos adentra en la etapa más oscura de su vida (o una de las más oscuras), para después, junto a él, verlo resurgir, renovarse, sacudirse y, ¿por qué no?, renacer, entregándonos un total de 14 piezas que, sin importar el transcurso de los años, no pasarán desapercibidas.

‘Nuestra vida es un lecho de cristal’

Sí, Fito Páez el álbum que cambió su vida y cambió el curso del rock argentino, pero, más que eso, me parece que logró convertirse en ese artista al que, inevitablemente, hay que escuchar; hay que saber qué piensa, qué opina, qué tiene que decir, porque es la voz de más de una generación, y lo logró al mostrarnos su lado más vulnerable, pero a la vez sincero, y eso pocos lo hacen.

Tal como lo dice en “La Rueda Mágica”, nuestra vida es un lecho de cristal y esta vida está hecha de cristal. Claro que lo es, pero ni importa, pues, por fortuna, tenemos 14 canciones que, sin duda, nos ayudarán a sanar, a aceptar nuestras heridas y aprender a vivir con ello.

No es fácil, por supuesto, pero el amor siempre estará ahí, como ese rayo de sol que no dejará de iluminarnos, aún en la oscuridad más intensa.

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